emoCreativos

¿Cómo orientar a los niños hacia un APRENDIZAJE CREATIVO Y FELIZ?


3 comentarios

pOEma VI … Carpe Diem

niña-barco

Aprovecha el día.
No dejes que termine sin haber crecido un poco,
sin haber sido un poco más feliz, 
sin haber alimentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie
te quite el derecho de
expresarte, que es casi un deber.

No abandones tus ansias de hacer de tu vida
algo extraordinario…

No dejes de creer que las palabras, la risa y la poesía
sí pueden cambiar el mundo…

Somos seres humanos llenos de pasión.
La vida es desierto y es también oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en 
protagonistas de nuestra propia historia…

Pero no dejes nunca de soñar, 
porque sólo a través de sus sueños, 
puede ser libre el hombre.

No caigas en el peor de los errores: el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.

No te resignes…
No traiciones tus creencias. Todos necesitamos 
aceptación, pero no podemos remar
en contra de nosotros mismos.
Eso transformaría la vida en un infierno.

Disfruta del vértigo que provoca tener
la vida por delante…
Vívela intensamente y
sin mediocridades.

Piensa que el futuro está en ti y en 
enfrentar tu tarea con orgullo, impulso
y sin miedo.

Aprende de quienes pueden enseñarte.
No permitas que la vida
te pase por encima
sin que la vivas.»

Walt Whiltman

Anuncio publicitario


1 comentario

¿Qué quieres ser realmente de mayor?

Si dedicamos unos minutos a escuchar_nos, tarea aparentemente muy difícil hoy en día, podremos observar cómo existe una creciente distancia entre lo que desearíamos hacer con nuestra vida, de corazón, y nuestra «vida real».

Cuántas veces preguntamos a nuestros alumnos, o a nuestros hijos, ¿Qué quieres hacer al acabar la escuela?… presuponiendo, claro, que la única alternativa es estudiar y, a poder ser, algo «de provecho».Pero cuando conseguimos que los adolescentes  se abstraigan del propósito puramente económico, y cuando les invitamos a cuestionarse: ¿A qué te gustaría dedicarte? ¿Cómo crees que disfrutarías realmente de tu vida?, comprobamos cómo las respuestas conectan directamente con sus talentos, con sus inquietudes, con sus intereses. Estamos descubriendo aquello que el hijo/alumno quiere realmente para su vida. No es automático, muchas veces nos ahogamos en un «mar de dudas», pero es muy emocionante saber que esta búsqueda nos conduce hacia nuestro verdadero «Elemento«, del que tanto hemos hablado en emoCreativos. 

Porque… ¿Cómo aconsejar hoy a un adolescente que estudie una carrera de la que no podemos garantizar un futuro seguro y rentable?; ¿Tenemos nosotros la certeza de lo que ocurrirá dentro de una década?. Seguramente no. Por eso, y considerando como uno de los aspectos positivos de este mundo «en crisis» la no-inmediatez de las respuestas, proponemos una alternativa: Buscar el lugar secreto en que sabemos quiénes somos de verdad: buscar aquello que nos apasiona y que “se nos da bien”, aquello que nos hace perder la noción del tiempo, aquello que necesitamos hacer para vivir porque sólo así nos sentimos felices

… no son sueños, no estamos hablando de utopías irrealizables… aunque nos mostremos escépticos, hoy sabemos que esto funciona: os recomendamos los casos reales que Ken Robinson explica en su libro: El elemento: Descubrir tu pasión lo cambia todo, como el caso de Bart Conner.

De muchas de estas cosas nos habla el siguiente vídeo:


1 comentario

Los niños no son tontos: rompiendo las costuras de la razón

603107_409068142509695_1904607887_n

«Giocare con l’arte? Ma capiranno?… Così piccoli, capiranno cos’è l’Arte?… Capire cos’è l’Arte è una preoccupazione (inutile) dell’adulto… capire come si fa a farla è invece un interesse autentico del bambini» (Jugar con el Arte? pero lo entenderán?… Tan pequeños, entenderán lo que es el Arte?… Entender  qué es el Arte es una preocupación (inútil) del adulto, entender cómo se puede «hacer» (arte) es, sin embargo, un interés auténtico de los niños)

Alberto Munari

Es en el Arte y en los cuentos, pero también en cómo contamos la vida a los niños, cuando se transparentan nuestros pre-juicios hacia ellos: ¿Consideramos a  los niños personas capaces de entender el mundo? ¿Nos esforzamos tanto por preservarlos de lo que juzgamos como «triste» o «malo» que les construimos sucesivas esferas de cristal para protegerlos (o aislarlos)?

Los niños necesitan ser respetados y tienen el derecho a rodearse de ambientes ricos de experiencias.

El «enriquecimiento» significa dar nuevas oportunidades. Y esto no es compatible con una ciudad fragmentada donde el niño sólo se relaciona con otros niños y sus padres, pues los lugares de juego y ocio son suturas en el continuo urbano y las aceras ya no se pisotean, las tiendas no se curiosean y ya no se «cruza la calle solo»; no es compatible con una ciudad donde las personas mayores  «no existen» porque los barrios están estratificados por edad y condición social. Rodear a los niños de un ambiente rico no es respetar tanto «su espacio» que la mayoría del tiempo están solos abriendo nuevas ventanas virtuales para comunicarse; tampoco es uniformarles ofreciéndoles los mismos «planes familiares», las mismas canciones que les martillean en casa, en la escuela y en el teatro. Apuntemos hacia un horizonte alto que, sin embargo, tiene que ver más con una vuelta a «lo esencial», a las pequeñas cosas y a recuperar un ritmo más humano, el ritmo de los niños. 

El «ser respetado» se relaciona con el cómo nosotros les «enseñamos a mirar» el mundo. No nos olvidemos que los niños son personas cuyo nivel de comprensión es mucho mayor del que nosotros creemos. No podemos aislarles de lo que ocurre a su alrededor, pero lo tenemos que hacer de otro modo: podemos «ponernos en sus zapatos» para acercarnos a otro modo de pensar: un pensamiento en el que no se han apagado la curiosidad, la magia o el misterio.

Sobre los niños, sobre cómo son, otra vez Eduardo Galeano nos trae un poco de lucidez:

“Los niños se sienten respetados. Yo no escribo para débiles mentales y buena parte de la literatura que los adultos escriben para los niños está dirigida a niños de muy limitado alcance mental. Son libros que están o destinados a aterrorizar a los niños o son escritos como para tontos.

Esos mitos y cuentos tienen mucho que ver con la religión, con la magia, con un mundo que a veces es despreciado porque no es racional o porque no parece serlo; pero sí que lo es, sólo que lo es rompiendo las costuras de la razón.

Sí que ocurre en el proceso civilizador una suerte de mutilación progresiva de la capacidad de asombro, de magia, de locura. […] el pensamiento mágico puede llegar a ampliar el horizonte de la realidad, mostrándonos otras realidades que están atrás de la que uno ve.»

Eduardo Galeano

 


Deja un comentario

textos V …es precisamente «perdiendo el tiempo» como nos hacemos mayores

“Nuestros desplazamientos, cada vez más a menudo, son traslados, pasos de un punto a otro, dirigidos a un objetivo, por tanto proyectados al futuro, ligados a una función. Distraídos por estas preocupaciones intentamos llegar en el menor tiempo posible al lugar de destino.

Los niños se comportan de manera totalmente diferente. Viven sus desplazamientos como una sucesión de momentos presentes, cada uno importante en sí mismo, cada uno digno de una parada, de una sorpresa, de un contacto. Y entonces los tiempos se alargan, los bolsillos de los niños se llenan de piedras, de hojas, de papeles, y la mente se llena de imágenes, de preguntas, de nuevos descubrimientos. Y todo está junto: lo hermoso, lo nuevo, lo general y lo particular.

Esto suele ser causa de incomprensión por parte de los mayores que recomiendan neciamente: “¡No te detengas a cada momento!”, “¡No pierdas el tiempo!”, sin darse cuenta de que es precisamente perdiendo el tiempo como nos hacemos mayores”.

La ciudad de los niños. Francesco Tonucci


Deja un comentario

Un minuto para mirar_nos

…porque una imagen nos transmite mucho, desde cosmograma.com nos llega esta estupenda propuesta…

Qué mejor que mirar_nos y reflexionar sobre lo que somos y lo que hacemos, sobre nuestras capacidades y talentos, sobre lo que nos hace felices… Parece fácil, pero no estamos acostumbrados a pensar, con cierta distancia crítica, sobre nosotros.

Desde nuestro compromiso educativo, nos preguntamos:

¿No es importante tener en cuenta estas claves para orientar a los niños en su aprendizaje?

¿No debemos, como primer paso, identificar lo que a los niños le gusta, lo que aman hacer, lo que «se les da bien», lo que les interesa, para así construir con ellos su «mapa del talento»?

¿Consideramos, además de nuestros intereses e inclinaciones, lo que podemos aportar al mundo? ¿Cuál es nuestra vocación y cuál es nuestra misión?

Como dice K. Robinson todo esto es El elementoaquello que nos apasiona y que «se nos da bien», aquello que, mientras lo hacemos, nos hace perder las nociones de espacio y tiempo, aquello que «necesitamos hacer» porque nos sentimos felices (independientemente de si nos pagan o no). El elemento es el lugar secreto en que sabemos quiénes somos. Descubrirlo implica convertirnos en los protagonistas de nuestra vida.

Recuperar nuestro elemento y ayudar a los niños a descubrirlo es, desde luego, avanzar en el camino hacia un aprendizaje creativo y feliz