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¿Cómo orientar a los niños hacia un APRENDIZAJE CREATIVO Y FELIZ?


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Verdadera educación o «Educación Prohibida»

BIENVENIDOS A TODOS A UN NUEVO CURSO !!!

…Volvemos… nos re_encontramos… nos aferramos todavía a la lenta pereza estival para darnos impulso y para ilusionarnos otra vez… Escuchando el eco de un otoño que nos sale al encuentro, emprendemos de nuevo la maravillosa tarea de «desenredar» los hilos con los que hoy se está tejiendo una nueva forma de enseñar y aprender, una nueva manera de educar.

Para seguir el camino y ricominciare, os ofrecemos la película La educación prohibida, que se ha estenado el 13 de agosto de 2012 y de la que, a continuación, os ofrecemos el Tráiler Oficial (podéis ver la película completa on-line  en: http://www.educacionprohibida.com/ y en la plataforma youtube)

La educación prohibida supone un paso más en esta pequeña-gran revolución educativa, de la que tantas personas queremos participar.

Muchos pensaréis, viendo la película, que esto no es nuevo, que muchas de las ideas propuestas y muchos de los problemas denunciados tienen ya un largo recorrido. Es más, los ideales y horizontes hacia los que la película nos dirige, han sido ya soñados antes por otros muchos. Sin embargo, en este momento, el cambio se transforma en urgente, porque hoy nos encontramos con realidades inciertas y muchas veces convulsas, porque parece que hemos logrado una cierta unanimidad en que «esto de la educación, así no funciona», porque es vital que la educación hoy alcance la posición social que nunca se le debió arrebatar y que muy pocas veces ha alcanzado… y porque los niños y los jóvenes no encuentran que la escuela les enseña «de verdad», porque van goteando desilusión profesores, padres y alumnos, porque en la escuela los niños se sienten atrapados en una realidad que es otro siglo, y porque hoy, gracias entre otras cosas a la tecnología, a las investigaciones en neurociencia, al protagonismo del Universo emocional en el aprendizaje… estamos, por fin, iniciando la construcción real de una utopía.

Nos gusta la película y nos gusta sobre todo la iniciativa, que  quiere «transformar mejorando». Y nos gustaría que, desde el afecto y el respeto por la tarea de EDUCAR y SER EDUCADO, participéis de la película, alimentéis el debate y os comprometáis firmemente con esta maravillosa Revolución.

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Actividad Multimedia: Aprendiendo a convivir

Actividad para niños de 0 a 5 años:

Unidad didáctica en formato multimedia interactivo, que pretende ser una herramienta de inicio en el manejo del ratón, trabajando contenidos relativos a la importancia de compartir y colaborar. La unidad se estructura en varios bloques de contenidos con historias, juegos, audiciones y actividades lúdico-didácticas que facilitan el aprendizaje.


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reLATo III …APRENDER A MIRAR

Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.

Viajaron al sur.

Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.

 Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:

¡Ayúdame a mirar!

Eduardo Galeano, El Libro de los Abrazos


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textos…El caballo estaba dentro

«Cuentan que un pequeño, vecino de un gran taller de escultura, entró un día en el estudio del escultor y vio en él un gigantesco bloque de piedra. Y que, dos meses después, al regresar, encontró en su lugar una preciosa estatua ecuestre. Y, volviéndose al escultor, le preguntó: “¿Y cómo sabías tú que dentro de aquel bloque había un caballo?»

«La frase del pequeño era bastante más que una «gracia» infantil. Porque la verdad es que el caballo estaba, en realidad, ya dentro de aquel bloque. Y que la capacidad artística del escultor consistió precisamente en eso: en saber ver el caballo que había dentro, en irle quitando al bloque de piedra todo cuanto le sobraba. El escultor no trabajó añadiendo trozos de caballo al bloque de piedra, sino liberando a la piedra de todo lo que le impedía mostrar al caballo ideal que tenía en su interior. El artista supo «ver» dentro lo que nadie veía. Eso fue su arte.

Pienso todo esto al comprender que con la educación de los humanos pasa algo muy parecido. ¿Han pensado ustedes alguna vez que la palabra «educar» viene del latín “edúcere” que quiere decir exactamente: sacar de dentro? ¿Han pensado que la verdadera genialidad del educador no consiste en “añadirle” al niño las cosas que le faltan, sino en descubrir lo que cada pequeño tiene ya dentro al nacer y saber sacarlo a luz?

Me parece que muchos padres y educadores se equivocan cuando luchan para que sus hijos se parezcan a ellos o a su ideal educativo o humano. Padres que quieren que sus hijos se parezcan a Napoleón, a Alejandro Magno o al banquero que triunfó en la vida entre sus compañeros de curso. Pero es que su hijo no debe parecerse a Napoleón ni a nadie. Su hijo debe ser, ante todo, fiel a sí mismo. Lo que tiene que realizar no es lo que haya hecho el vecino, por estupendo que ea. Tiene que realizarse a sí mismo y realizarse al máximo. Tiene que sacar de dentro de su alma la persona que ya es, lo mismo que del bloque de piedra sale el caballo ideal que dentro había.

Ser hombre no es copiar nada de fuera. No es ir añadiendo virtudes que son magníficas, pero que tal vez son de otros. Ser hombre es llevar a su límite todas las infinitas posibilidades que cada humano lleva ya dentro de sí. El educador no trabaja como el pintor, añadiendo colores o formas. Trabaja como el escultor: quitando todos los trozos informes del bloque de la vida y que impiden que el hombre muestre su alma entera tal y como ella es».

Fragmentos extraídos de Martín Descalzo, J. L. Razones para vivir (1998). Salamanca: Sociedad de Educación Atenas.


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…límites, rabietas, conflictos…..pero ¿caemos en la cuenta de que «nuestros hijos son buenas personas»?

Keith Haring

«Su hijo es buena persona», es el título de uno de los capítulos del conocidísimo: Bésame mucho, libro del pediatra Carlos González, que nos dió un respiro, y nos humanizó, a todos los padres del Duérmete niño.

A mí me sorprende cómo los padres de hoy nos sentimos profundamente preocupados: preocupados por hacerlo bien con nuestros hijos (todo tan perfecto y estructurado como nuestros proyectos profesionales), preocupados por «estar al día» en todo lo que se escribe, emite y publica sobre niños (centrando nuestra atención especialmente en los temas que llenan casi todas las escuelas de padres: poner límites, resolver las rabietas, los conflictos o los celos) o preocupados por llenar todo nuestro tiempo libre con planes y más planes: culturales , deportivos, ocio….e inglés, inglés e inglés.

PARÉMONOS UN MINUTO.

Más allá de esta «preocupación constante», os propongo reflexionar acerca de tres ideas impotantes y que, a menudo, se nos olvidan:

NOSOTROS somos los MEJORES PADRES para nuestros hijos       (nos lo creemos de verdad?)

Necesitamos ESTAR con ellos, más que «hacer con ellos»   (podemos? cuáles son nuestras prioridades?)

NUESTROS HIJOS SON UNAS MUY BUENAS PERSONAS                    (SÍÍÍÍÍ, desde luego)

Esta última idea es la que quiero desarrollar a partir del libro de Carlos González, que muchos conoceréis y que a todos os recomiendo. González describe cómo son nuestros hijos, privilegiando la enorme cantidad de cualidades positivas que tienen y que, a veces, se nos olvidan:

Tu hijo es desinteresado,  quiere a sus padres, no por lo que le damos ni por lo que puede obtener de nosotros, sólo por lo que somos: sus padres 

Tu hijo es generoso, y comparte mucho más de lo que creemos. Reflexionemos sobre «nuestra obsesión por el compartir», queremos que compartan sus juguetes con otros niños siempre y a toda costa, pero ¿es normal que quieran dejar a otros sus tesoros más preciados?, yo creo que no, los dejaran un rato o a quien ellos quieran. Pensemos en nosotros ¿prestamos indiscriminadamente aquello que más nos importa, sea el coche o el teléfono móvil?

Tu hijo es ecuánime, afirma González que, contrariamente a lo que pensamos, los niños mantienen un estado de ánimo bastante estable. Y es que solemos pensar, sobre todo con el primer hijo, «este niño llora por cualquier cosa», pero, después de unos años y tres hijos, he llegado a la conclusión de que todos los niños lloran. No es que nos quieran «tomar el pelo» o nos manipulen, simplemente nos necesitan. Por eso lloran si nos vamos un minuto, o lloran porque quieren que les cojamos en brazos, o porque van al médico, o porque no pueden hacer esa torre alta, alta  y se les cae una y otra vez… La diferencia entre niños y padres es que  lloramos por distintas cosas, nuestras preocupaciones no coinciden con las de nuestros hijos, a lo mejor nosotros no lloramos al ir al médico pero sí si tenemos un problema laboral o si nuestro equipo ha perdido la UEFA.

Tu hijo sabe perdonar, porque el niño, a los cinco minutos de discutir y recibir una regañina está «tan campante» y sin embargo, nosotros nos quedamos «tocados» y pasamos  toda la tarde repitiendo: mamá está enfandada, muy enfadada.

Tu hijo es diplomático, porque si no la resolución de conflictos entre los niños (ellos solos, sin que entren las «superpotencias» paternas) no sería muchas veces tan acertada, tan sencilla y «poco dramática».

Tu hijo es sincero, esto creo que todos lo hemos comprobado . Son sinceros aunque lo que digan a veces suene impertinente, o no nos guste escucharlo. Pero lo que los niños piensan y dicen, y esta sinceridad,   nos sirve a los padres para conectar con nosotros, situarnos en lo esencial de las cosas, y también nos ayuda a ser mejores personas.

Tu hijo es sociable, porque qué facilidad tienen para hablar con niños que no conocen y ponerse a jugar con ellos !!!

Tu hijo es comprensivo, basta conocer  algún caso de una familia con un padre o hermano enfermo, para ver cómo se comportan los niños. Muchas investigaciones han demostrado que niños menores de tres años demuestan empatía y preocupación por el sufrimiento ajeno.

Para finalizar os regalo esta cita del libro de Carlos González, para desdramatizar y motivar-nos como padres:

«Todo el mundo nos habla de los problemas de nuestros hijos […] de cómo «nos manipulan». Nadie nos recuerda que son buenas personas. Y lo son. Tienen forzosamente que serlo […]. La inmensa mayoría de los recién nacidos, si se les cría adecuadamente ( con cariño, respeto y contacto físico), serán niños normales y más tarde adultos normales. El ser humano es una animal social, y por tanto la capacidad de amar y ser amado, respetar y ser respetado, ayudar a los demás y obtener ayuda de otros miembros del grupo, son aspectos normales de nuestra personalidad»