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¿Cómo orientar a los niños hacia un APRENDIZAJE CREATIVO Y FELIZ?


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Otra forma de aproximarnos al Mundo del Arte: recursos interactivos

Continuando con la tesis, iniciada en una entrada anterior, de que diferentes medios y recursos educativos activan diferentes habilidades y capacidades cognitivas, os proponemos una actividad que nos ofrece The Metropolitan Museum of Art , para acercar a los niños al mundo del Arte. Aunque nada debería privar a los niños de la experiencia artística real:  recorrer, sentir y vivir las exposiciones, respirar las obras de Arte… otras experiencias les pueden motivar y despertar la inquietud y curiosidad por conocer más.  

Las actividades se encuentran clasificadas en Start with Art (para niños de 4 a 6 años) y Art Trek ( de 7 a 12).

Esperamos que los niños disfruten:

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El dibujo infantil, a partir de los cuatro años.

el mar.....chiara, 8 años

En una entrada anterior: El dibujo infantil. Primeras fases de su desarrollo, habíamos intentado acercarnos a cuáles son los procesos que tienen lugar en los primeros años del niño, cuando emprende la tarea natural de dibujar e intentar expresar gráficamente su mundo. Habíamos acabado en la Fase 3, que denominábamos: qué estoy dibujando… (los sustitutivos eficaces). En ella se explicaba que el niño, en una fase que corresponde aproximadamente a los cuatro y cinco años, quiere expresar con sus dibujos «Lo que sabe o conoce de aquello que quiere dibujar», quiere crear una imagen que represente lo que quiere evocar.

Continuando con nuestra aproximación al proceso de aprendizaje gráfico, vamos a explicar las tres fases siguientes:

Fase 4: imágenes mínimas

A medida que el niño va adquiriendo conocimientos, quiere que en sus dibujos se reconozca lo que él quiere representar. Para ello, tiene que ir dotando al dibujo de determinadas rasgos mínimos, que permitan al observador identificarlo. Ésto es lo que algunos autores denominan las imágenes mínimas. El niño busca, de modo todavía no plenamente consciente, cuáles son esos rasgos que permiten a cualquier persona identificar lo que él quiere dibujar: un árbol, una niña o un columpio. De entre estas imágenes mínimas, el niño primero acude a las que aportan un mayor significado: para dibujar un hombre, por ejemplo, acude a la figura erecta y de frente, sin embargo para dibujar un gato,  lo representa de perfil y con los rasgos esenciales para poder distinguirlo: las orejas y sus cuatro patas; otor ejemplo serían los dibujos de algunos insectos o reptiles, en los que el niño los suele dibujar vistos desde arriba. En definitiva, se trata de transmitir aquello que aporte, con pocas líneas, un mayor contenido o unas mejores pistas para ser identificado.

Las imágenes mínimas suponen un gran descubrimiento. Imaginad cómo se siente el niño, su alegría, al observar que los trazos, puntos y rayas que dibuja en el papel, son identificados con la forma que él ha querido comunicar. A partir de estos primeros esquemas gráficos, el niño insistirá repitiendo y mejorando estos dibujos esenciales, con el objetivo que se vayan acercando cada vez más a la fisonomía real del objeto representado. Ésta es, por tanto, una fase en la que el dibujo está unido a la experimentación, el tanteo y el descubrimiento de los rasgos que definen los objetos.

Fase 5: La copia y el parecido

Algunos autores defienden que si no existiera una «contaminación figurativa», basada en la multitud de imágenes que los niños reciben a diario por diferentes medios, sus dibujos se quedarían en la fase anterior. Sus dibujos serían «imágenes mínimas», más o menos perfeccionadas, que mediante unos pocos rasgos gráficos expresan la realidad. Pero hoy más que nunca, el niño crece en la cultura de la imagen: ilustraciones, libros y revistas, envases y carteles publicitarios, televisión, cine, multimedia… por eso hoy es tan difícil determinar si esos invariantes que tienen casi todos los dibujos de los niños, en sus primeros años de vida, proceden del mundo real o del mundo de la imagen. Podemos intuir que la representación común de «el sol» como un círculo amarillo del que salen una serie de líneas rectas es producto de lo que el niño percibe en las imágenes de sus cuentos, como también ocurre, en la representación de «una casa»: un tejado a dos aguas de color rojo, varias ventanas cuadradas en fachada y una chimenea por la que sale humo. También deducimos, por el contrario, que la representación de las personas, probablemente procede de lo que el niño ve a su alrededor. Por todo esto, parece que en el aprendizaje gráfico del niño influye tanto su percepción del mundo como la percepción de imágenes y dibujos, que le llegan por diferentes medios de comunicación.

En esta fase, al niño se le estimula a realizar ejercicios como colorear,  trazar el contorno uniendo puntos, y también aprende algunos trucos de dibujo: como representar un cubo transparente con dos cuadrados superpuestos unidos por sus vértices o  dibujar el perfil de una persona con dos números. Aquí comienza un proceso, que se puede situar en torno a los seis o siete años, en que el niño ya no busca tanto los sustitutivos eficaces sino la copia de los mismos: el niño quiere imitar otros dibujos e imágenes porque en ellos ve nuevos rasgos que representan mejor lo que él quiere dibujar. El niño busca dotar de mayor verosimilitud a sus dibujos, y quiere que se parezcan, cada vez más, a lo que él ve; el niño, en esta fase, principalmente copia e imita.

Fase 6: dibujando la realidad

La dificultad que encuentran los niños cuando intentan copiar otros dibujos, se acentúa enormemente cuando intenta dibujar directamente de la realidad. Porque si copiar supone repetir líneas, manchas o colores, dibujar a mano alzada exige tanto percibir formas como manejar los esquemas gráficos que el niño había ya aprendido.

Es clave señalar que en esta fase, que se sitúa alrededor de los nueve o diez años, es cuando el niño experimenta la frustración y la vergüenza, al no ser capaz de dibujar con eficacia lo que él quiere, y estas emociones suelen surgir, con frecuencia, cuando compara sus dibujos con lo de los demás. Éste es el momento en que muchos niños empiezan un progresivo abandono del dibujo, y empiezan a creer de que «el dibujo no es lo suyo». Por eso, es muy importante un adecuado aprendizaje del dibujo, a partir de los ocho o nueve años, que les oriente hacia el dibujo realista, de modo que el niño vaya aprendiendo, vaya experimentando sus errores y aciertos, vaya evolucionando y, sobre todo, no pierda confianza en sí mismo y en sus capacidades. Porque un aprendizaje adecuado le permitirá disfrutar dibujando y  le proporcionará una herramienta: el dibujo, para poder expresarse gráficamente y manifestar sus propias ideas, y que le será muy útil en muchas áreas del conocimiento, como las áreas científica o artística.  


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Chagall y los niños

Quedan pocos días para que concluya la exposición retrospectiva de Chagall en Madrid. Es una maravillosa muestra que se expone en el Museo Thyssen y en la Fundación Caja Madrid (Casa de las Alhajas) y está hasta el domingo, día 20 de Mayo. Os propongo que visitéis esta exposición con los niños, pues Chagall que es el artista del color, de los sueños, de la alegría…, y a los niños les encanta.

ACTIVIDADES para la visita con niños

Adentrarse en el arte a través del juego, es una manera de que los niños disfruten y se acerquen a la pintura, no desde la memorización y el conocimiento de datos y nombres, sino desde el juego, la emoción y la experiencia plástica. Para ello, os propongo algunas actividades que nos pueden servir de apoyo para visitar la exposición de Chagall. La muestra se desarrolla en el Museo Thyssen (entrada: 6 euros) y en la Fundación Caja Madrid – Casa de las Alhajas, Plaza de San Martín (entrada libre). Aunque el desarrollo es cronológico (empieza en el Thyssen), podemos ver sólo una parte de la exposición.

Chagall en el Thyssen: El camino de la poesía

Corresponde a los inicios de Chagall, a sus primeros años como artista en la ciudad rusa de Vitebsk, a su matrimonio con Bella y el nacimiento de su hija Ida, a su primera estancia en el Paris de las vanguardias, al estallido de la Segunda Guerra Mundial y a su exilio a Estados Unidos.

el gallo

Actividad 1: A través de la ventana

En estos primeros años de su trayectoria, Chagall representó a sus personajes en espacios interiores, mirando y conectándose  con el exterior a través de un ventana. Los niños tienen que descubrir obras en las que aparecen estas ventanas e imaginar qué está ocurriendo fuera.

Actividad 2: Las Fábulas

Chagall ilustró una edición francesa de las Fábulas de La Fontaine. Podemos preparar la visita contándoles antes algunas de estas fábulas como: El gato y la zorra, La zorra y las uvas o El molinero, su hijo y el burro. Se trata de que los niños identifiquen, en la sala dedicada las fábulas, qué obra representa cada fábula.

Actividad 3: Animal-people

El mundo fantástico del artista ruso aparece representado por personajes mitad persona y mitad animal. Podemos animar a los niños a encontrarlos y dibujarlos en su cuaderno. ¿Dónde se encuentra cat-woman?

Chagall en la Casa de las Alhajas: El gran juego del color

Corresponde a su retorno a Paris, a un segundo matrimonio con Vava, a su vida en el Mediterráneo  y a su colaboración en algunos importantes proyectos editoriales, como el libro dedicado al Circo de Teriáde.

Bailarina sobre fondo malva

Actividad 4: En busca de violines y flores

Una constante en la obra de Chagall son las referencias a la cultura rusa y judía. Para los judíos rusos toda celebración gira en torno a la música y siempre se cuenta con la presencia de los violinistas. Se trata de que los niños encuentren en los cuadros los violines ocultos en los cuadros (y os advierto que hay muchos), y que interpreten por qué aparecen en tantas obras. Paralelamente, Chagall utiliza los ramos de flores como símbolo del amor. Encuéntralos.

Actividad 5: El circo.

En las salas dedicadas al circo, se trata de que los niños disfruten del espectáculo, como Chagall disfrutaba siendo niño cuando el circo llegaba a Vitebsk. Es un circo sobre todo de trapecistas, equilibristas, bailarinas… Pero también aparecen animales: ¿Cuáles son los que más aparecen? (caballos). En dos de las obras de Chagall encontramos leones. Busca estos cuadros 

Otras Actividades

En toda la exposición se puede ver con los niños el uso que hace el artista del color. Un uso simbólico que utiliza el verde, como símbolo de esperanza, para muchas de las caras de los personajes, un azul intenso que representando la hora del crepúsculo, el rojo del encuentro amoroso…

Al volver a casa, podéis proponer a los niños que realicen algunas actividades sobre la exposición. Aquí os dejo un enlace: actividades-Chagall con algunas actividades extraídas del libro: Marc Chagall. Coloring Book. Ed.Prestel.


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EL ROSTRO HUMANO: Actividad para potenciar el pensamiento creativo a través del dibujo Infantil.

Os propongo una actividad que hemos llamado: El rostro Humano.

B.Munari

 

Edad:  niños, a partir de 6 años.

Material:  papel blanco y ceras, lápices, acuarelas, revistas, telas…

Objetivo: desarrollar el pensamiento y la capacidad creativa, acercándonos a otro modo de pensar y buscar soluciones: el pensamiento divergente.

Metodología:  Basada en que los niños se hagan preguntas y comprendan que no hay una única respuesta sino multiples, para así poder mejorar su aprendizaje y adaptarlo al contexto actual.

Desarrollo de la actividad: ¿De cuántos modos se puede representar un rostro humano? 

En el capítulo: Diseño Visual, del libro de Bruno Munari: El Arte como oficio, hemos extraído unas fichas que podéis encontrar en el siguiente enlace: variaciones del rostro humano. Bruno Munari. Empezamos la actividad, sin mostrar al niño las fichas, proponiendo preguntas del tipo:

  • ¿De cuántos modos se puede representar un rostro humano de frente?
  • ¿Cómo lo dibujarías con lápiz? y con acuarela? y si hiciésemos un collage con trozos de revista? (y que la vaya dibujando)
  • ¿Cómo te imaginas que haríamos una cara con una red metálica?, ¿Y con trozos de paja? 
  • ¿El resultado es el mismo?, ¿nos han salido las mismas caras o cada material nos inspira una cara diferente?
  • ¿Cómo dibujaríamos una cara que se ve detrás de una botella de agua? ¿Y detrás de una persiana de listones de madera?
  •  …

A continuación, les vamos mostrando las fichas, no para que consideren que son la solución a la actividad propuesta, sino para que las observen, copien, coloreen, recorten, manipulen, etc…(seguro que con algunas se ríen). Podemos, además, provocarles para que  reflexionen sobre sus anteriores dibujos y los que ahora ven, y para que puedan comparar, observar o seleccionar, por ejemplo, qué cara puede ajustarse mejor a una anuncio de maquillaje, o a un cómic, o a un dibujo animado…

Espero que lo disfrutéis.


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El dibujo infantil y las primeras fases de su desarrollo

Siguiendo los pasos de Rudolf Arnheim, en su libro Arte y Percepción visual, vamos a acercarnos al dibujo infantil y a las sucesivas fases en las que el niño va desarrollando su expresividad y evoluciona su representación gráfica. 

El dibujo infantil se relaciona preferentemente con la curiosidad, la improvisación y el juego. En el niño, análogamente a lo que ocurre en las culturas primitivas, el dibujo antecede a la escritura y constituye en el niño una tendencia innata y espontánea, similar a la comunicación oral.

LOS PRIMEROS AÑOS

Fase 1: cómo se modifica la superficie

Las formas más simples e iniciales del dibujo infantil se basan en modificar la superficie soporte mediante trazos. El niño encuentra una gran satisfacción en trazar líneas y garabatos en un papel, en la arena o en el plato de puré. J.Gibson opina, en Ecological Approach to the visual Perception, que la causa de este placer reside en el hecho de que al mover la mano, el niño consigue una misteriosa modificación de la superficie, haciendo visible algo que antes no estaba allí.

Fase 2: los trazos…

El niño va siendo capaz de distinguir entre diversos trazos: traza líneas rectas y curvas, distingue donde empieza y acaba una línea, aprende a cambiar de dirección y a realizar trazos en zigzag…Y posteriormente descubre que las líneas se pueden intersecar y conectar y que puede realizar líneas paralelas.

De todo lo anteriormente expuesto, deducimos que en el niño existe una primacía absoluta del hacer sobre el copiar. Muchos de nosotros, padres y docentes, habremos observado que el niño que está dibujando no intenta copiar la realidad, se concentra intensamente en el acto de dibujar, observando las modificaciones que con sus lápices logra realizar sobre el papel y no compara sus logros con la realidad.

Fase 3: qué estoy dibujando… (los sustitutivos eficaces)

El niño, en paralelo al descubrimiento de las posibilidades del grafismo, es capaz de identificar en los dibujos o imágenes que ve en los libros, ciertas equivalencias con sus dibujos. Alrededor de los tres años, el niño comienza a descubrir y comunicar a los demás «qué ha dibujado». A los cuatro años, algunos niños ya señalan lo que van a dibujar antes de hacerlo, y esta intención representativa alcanza el nivel más alto a los cinco años, de modo que un niño de seis años ya expresa qué es lo que representa su dibujo.

¿Qué quiere representar, en estas primeras fases, el niño con sus dibujos? Lo que sabe o conoce de aquello que quiere dibujar, quiere crear una imagen que represente lo que él quiere evocar. Y, ante la ausencia de crítica y criterios racionales (en estos primeros años, la distinción entre ficción y realidad es casi inexistente), el niño identifica libremente su dibujo con el objeto que quiere evocar: unas líneas verticales pueden representar un árbol o unos círculos superpuestos el cuerpo de un niño. Y, a medida que vaya creciendo, variará y modificará sus dibujos si cree que cumplen mejor la función de expresar lo que quiere representar.