Minkyu Lee ha dirigido este maravilloso corto, nominado a los premios Oscar 2013. A nosotros nos lo ha regalado un verdadero «corazón perruno» y estamos seguro de que su delicadeza os atrapará.
Minkyu Lee ha dirigido este maravilloso corto, nominado a los premios Oscar 2013. A nosotros nos lo ha regalado un verdadero «corazón perruno» y estamos seguro de que su delicadeza os atrapará.
«Al margen de lo que aprendéis, el amor vale más que los conocimientos formales»
Somos muchos los que consideramos que la educación del corazón es el pilar sobre el que sustentar el aprendizaje pleno y es la clave para revolucionar y mejorar la educación actual. En el siguiente vídeo podréis acercaros a algunos programas de educación emocional que se han puesto en marcha en E.E.U.U. Seguramente, como nosotros, sentiréis una gran emoción al escuchar a los niños expresando aquello que sienten, y compartiréis con nosotros la idea de que construir un entorno de cariño y pertenencia, en la escuela y en casa, es la manera de lograr alcanzar el aprendizaje significativo y feliz.
Uno de los descubrimientos más impresionantes de los últimos años, en el ámbito de la neurociencia, es la plasticidad cerebral o cómo las neuronas tienen la capacidad de crear nuevas conexiones y moldear nuestro cerebro a lo largo de toda nuestra vida. Contraponiéndose al enfoque tradicional de que nuestro cerebro «crece-aprende-se transforma» hasta una determinada edad, diferentes investigaciones han demostrado que nuestro aprendizaje es continuo, que las nuevas experiencias que vivimos y los nuevos conocimientos que adquirimos transforman físicamente nuestro cerebro (se ha tenido constancia, con nuevos procedimientos de detección cerebral, que las personas ancianas siguen desarrollando nuevas conexiones cerebrales: su cerebro se sigue transformando).
Descubrir que tenemos un cerebro plástico y moldeable ¿por qué es tan importante para nuestro aprendizaje?
Fundamentalmente porque nos aleja del determinismo: hoy sabemos que está en nosotros, en nuestras actitudes y comportamientos y en el diseño libre y comprometido de nuestro aprendizaje, ser y dar lo mejor , convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos; porque aprender a aprender eficazmente es clave hoy, cuando el aprendizaje va a necesitar desarrollarse durante toda nuestra vida; porque nuestra personalidad puede ser moldeada por nosotros, a partir de nuestras capacidades y rasgos propios pero sin resignarnos a un carácter que hemos heredado (y que puede que no nos haga felices).
Richard J. Davison (profesor de Psicología y Psiquiatría, director del Laboratorio Waisman de Imagen cerebral y Conducta, y responsable del Laboratorio de Neurociencia Afectiva y del Centro para la Investigación de Mentes saludables de la Universidad de Wisconsin) nos explica cómo la plasticidad del cerebro transforma y adapta este órgano para responder a la experiencia, subraya que la experiencia es vital como factor moldeador del cerebro. Además, expone otra idea que nos parece muy interesante: el Aprendizaje Emocional y Social tiene la capacidad de modificar nuestro cerebro. Ello se traduce en que las intervenciones en nuestra conducta generan modificaciones en los circuitos neuronales, provocan alteraciones en la estructura y en las funciones de nuestro cerebro.
Podemos afirmar pues que el Aprendizaje Emocional y Social resulta una excelente estrategia para la regulación emocional que moldea positivamente el cerebro y genera cambios a nivel neuronal, y por tanto, nuestro aprendizaje emocional, la conciencia emocional, la gestión de nuestras emociones y el desarrollo del auto-control, son factores clave para mejorar nuestro aprendizaje cognitivo.
Este vídeo corresponde a la conferencia que tuvo lugar el 10 de diciembre de 2007, en la celebración del Foro CASEL en Nueva York, que reunió a 75 líderes del área educativa con el fin de sensibilizar sobre la importancia del Aprendizaje Emocional y Social (Social and Emotional Learning: SEL) y divulgar hallazgos científicos relevantes, con el objetivo de generar un movimiento para la implantación del SEL en Estados Unidos.
Desde el programa Redes se ha señalado, desde hace años, el papel protagonista que tiene la educación emocional en casi todas las esferas sociales y, en particular, en la educación. Eduard Punset, avalado por innumerables investigaciones al respecto, defiende que la gestión adecuada de las emociones básicas y universales, debe preceder al aprendizaje de valores y, sobre todo, de contenidos.
El pasado domingo, día 28 de Octubre, Redes emitió un programa especial que tenía como objetivo tomar el pulso a la educación emocional:
Richard Davison: cómo los niños pueden aprender a controlar y disipar las emociones negativas para que no permanezcan más de lo imprescindible y no interfieran en el aprendizaje.
Daniel Goleman: enseñar a los niños habilidades emocionales y sociales desde los 5 años hasta la Universidad, es muy eficaz, los hace más cívicos y mejores estudiantes. Investigando actualmente la tradición contemplativa, para ver si se puede ayudar a los niños, mediante la práctica de la atención plena y la meditación, a concentrarse.
Matthieu Ricard: Redescubrimiento de la meditación como herramienta para gestionar mejor las emociones y renovar el sistmea educativo.
Jay Belsky y Vivette Glover: las emociones desde el útero materno. Lawrence Parsons: la danza para aprender de nuestras emociones; que las emociones no nos tomen de rehenes.
Elsa Punset o cómo crear entornos positivos; podemos crearlos entre todos… en casa, en el trabajo, en la calle: no es magia es inteligencia emocional.
Si os interesa el tema…o si no pudisteis ver el programa… Aquí los tenéis:
La2 de rtve_serie TALENTO 100: una serie que bucea en la creatividad y el desarrollo del talento.
Arte: emoción y creatividad es el primero de los capítulos. Cristina Iglesias y Juan Uslé, el Laboratorio de Talento de la Fundación Botín en Villa Iris… deambulan alrededor del espíritu creativo que surge del encuentro, de la creatividad que emociona y que debe ser descubierta y «cultivada»…se nos invita a «excavar» en nuestro interior y saludar aquello que tenemos diferente de los otros, para poder despertarlo y hacerlo crecer.