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¿Cómo orientar a los niños hacia un APRENDIZAJE CREATIVO Y FELIZ?

Encender la llama del talento

2 comentarios

Talento, habilidad, creatividad, descubrir nuestro «Elemento»… son ideas y conceptos que cada vez están siendo más utilizados en los círculos educativos, pero ¿A qué se refieren? ¿Cuál es nuestro papel como educadores en este proceso?

UN MUNDO DE POSIBILIDADES: EL TALENTO DE LOS NIÑOS 

Muchas personas creemos, y las investigaciones pedagógicas así lo avalan, que los niños tienen un extraordinario potencial para desarrollar sus talentos naturales. En los primeros años de edad escolar, los niños confian plenamente en sus propias capacidades, se expresan sin miedo de muy diversas maneras: corporal, artística, verbal… y además, tienen una gran confianza en su imaginación: se consideran a sí mismos imaginativos. Sin embargo, como muy bien explica Ken Robinson, uno de los mayores expertos en investigación de la creatividad, en su famoso libro El Elemento: «La mayoría perdemos esta confianza a medida que crecemos». Los niños, en los años de educación infantil y primeros años de primaria, no viven el error como una barrera al aprendizaje, un error es eso: un error y, en general, no temen confundirse; si no conocen una respuesta, recurren a su imaginación y prueban a ver qué ocurre.

Nos encontramos pues, en los primeros años de la aventura escolar, con niños con una mente fértil, que confían en unos talentos personales propios, que son únicos y diversos de los de los demás niños, y a los que no temen:  los comparten y expresan libremente con padres y maestros. Pero algo debe pasar durante su paso por la escuela porque muchos de nuestros alumnos adquieren una considerable cantidad de conocimentos y competencias, aprenden e interiorizan valores, se socializan y aprenden a relacionarse con sus iguales, pero se encuentran perdidos a la hora de identificar qué les apasiona y para qué área poseen aptitudes: cuál es su talento. 

ENCENDER LA LLAMA

“La mente del niño no es un recipiente vacío que hay que llenar, sino un fuego que hay que encender” F.Rabelais.

De esto se trata, de lo que K.Robinson denomina abrazar el Elemento: ofrecer a nuestros hijos y alumnos múltiples oportunidades para que puedan reconocer sus talentos y conectar con ellos, para que con nuestra ayuda sean capaces de encontrar aquello que les gusta y para lo que poseen aptitudes. Aquello que les conmueve, les llena, les ocupa su tiempo de modo que no perciben que pasan las horas, aquello en lo que trabajarían aunque no les pagasen por ello, les hará sentirse más vivos y más felices.

Este proceso: «descubrir aquello que nos hace sentir como pez en el agua» es algo que también querríamos experimentar seguramente todos nosotros, padres y educadores; es un descubrimiento que adquiere protagonismo en un momento como el actual en el que, como dice Benedetti: «ahora que conocíamos las respuestas nos han cambiado las preguntas». Por ello, debemos inventar nuevas soluciones, no nos valen viejas fórmulas, debemos motivarnos para emprender acciones valiosas que nos hagan conectarnos mejor con lo que somos y con los demás, pues sólo así conseguiremos  el verdadero cambio educativo y social que necesitamos.

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Autor: Isabel Eraso Sáiz

_Arquitecta urbanista_Máster en Educación Secundaria_Investigadora en Desarrollo Creativo y Educación Emocional.

2 pensamientos en “Encender la llama del talento

  1. Uff… Cuanta razón hay en esas palabras: encontrar el ELEMENTO que nos motiva, no tener miedo al ERROR…
    Que lejos suena con respecto a lo que nos han enseñado a nosotros de generaciones anteriores y educados con frases tipo: no hagas eso que te equivocas, hazlo así, déjate de tonterías con la guitarra que no te lleva a nada, métete a ingeniero que tendrás el futuro asegurado…
    … y mirad a que nos ha llevado todo ello.
    Tenemos que cambiar, necesitamos cambiar al ritmo que cambia la sociedad; y ¿qué mejor forma de hacerlo sino empezando por una nueva educación de nuestros niños?

  2. Muchas gracias por tu reflexión.
    A menudo es más fácil empatizar con nuestros hijos cuando nosotros mismos experimentamos una necesidad de cambio real. Y, efectivamente, siento que cambiar el enfoque educativo pasa prioritariamente por conectar más con nuestros talentos naturales. De ese modo, aunque cambiemos de trabajo, de profesión… aunque la velocidad de los cambios nos atropelle, tendremos las herramientas para poderlo solucionar y para ofrecer algo de nosotros mismos a los demás.

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