Cuando empezamos a tratar en emoCreativos el tema de la Educación emocional expresábamos la necesidad de que ésta fuera considerada una de las claves fundamentales para enriquecer y dotar de significado pleno la tarea de EDUCAR. Enfocábamos también hacia la figura de Daniel Goleman. Goleman indica que para poder manejar bien las emociones (las nuestras y aquellas que se activan en nuestra relación con los demás), son necesarios tres pasos:
Conciencia emocional – Comprensión emocional – Regulación emocional
Después de habernos acercado, en otra entrada, a la conciencia emocional, ahora vamos a intentar explicar a qué nos referimos cuando hablamos de COMPRENSIÓN EMOCIONAL:
La comprensión emocional tiene como objetivo entender en qué consiste el proceso emocional, considerando a las emociones como nuestras verdaderas guías cognitivas y comportamentales. «Comprender nuestras emociones» nos permite identificar y analizar el origen de nuestros estados de ánimo: me siento triste porque… (aunque muchas veces, no sea fácil detectar las causas afectivas); también nos ayuda a detectar la transición entre nuestros estados emocionales: cómo paso de la vergüenza al miedo… y, por último, la comprensión emocional nos permite reconducir nuestras emociones negativas y generar emociones positivas.
Para empezar os propongo una actividad incluida en un documento denominado «Cuaderno de educación en sentimientos» (elaborado para realizarse en el aula, pero que también es fácilmente adaptable a la familia); este documento forma parte de un proyecto dirigido por A. Acosta y J. López Megías, miembros del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la Universidad de Granada. La dinámica se denomina: Comprender nuestras emociones. El objetivo, como indican sus autores, es:
«…que el alumno/a se acerque a sus sentimientos considerando dos elementos fundamentales de ellos: los cambios corporales que les acompañan y los pensamientos que hacen posible sus matices distintivos. En los pasos incluidos en las distintas sesiones se enfatiza la necesidad de “escuchar” nuestro cuerpo y nuestros pensamientos para poder identificar y auto-regular lo que sentimos».
Siguiendo el ejemplo de la actividad, propondremos a los niños que imaginen situaciones en las que estén presentes algunos núcleos emocionales importantes como son el miedo, la tristeza, la alegría, el enfado y la culpa. El vocabulario emocional del niño se irá ampliando a medida que se avanza en su etapa evolutiva, por eso es importante que nos adaptemos a estas fases y a su propio ritmo de aprendizaje.